Hermanamiento con el Barreau de Tarbes
La razón de iniciar contactos con abogados de Tarbes venía dada por existir un ‘jumelage\’ entre las ciudades de Tarbes y Huesca, por la similitud de ambos espacios humanos y geográficos, y por la conveniencia de conocer la recíproca actividad profesional cuando estaba próxima la entrada de España en la Unión Europea.
Desde aquel momento se estableció que abogados de Tarbes asistirían a los actos solemnes que tuvieran lugar en Huesca, así como los de Huesca acudir igualmente a Tarbes.
Se celebró una reunión en Tarbes el 26 de noviembre de 1988, a la que asistieron los Bâtonniers de la región de Aquitania y los Decanos de Pamplona, Vitoria y Huesca. Se firmó un Convenio (denominado Convenio de Aquitania) que tuvo por objeto facilitar el ejercicio de la profesión de abogado, mediante el intercambio de legislación general o la colaboración entre abogados para casos concretos.
A fin de tener una aproximación al conocimiento de la actividad jurisdiccional en Francia y España tuvieron lugar sendas sesiones de trabajo. La primera tuvo lugar en Huesca los días 10, 11 y 12 de mayo de 1990, y seguidamente en Tarbes los días 8, 9 y 10 de noviembre del mismo año. Al propio tiempo del interés profesional, ambas reuniones sirvieron para profundizar en el conocimiento y amistad entre los compañeros de ambos lados de los Pirineos.
Además de asistir a las Asambleas que celebran ambos Colegios, se organizaron partidos de fútbol (en Boltaña el 24 de octubre de 1992, en Arreau el 18 de septiembre de 1993 y en Biescas el 22 de octubre de 1994) y competiciones de esquí (en Formigal el 12 de marzo de 1994 y en Saint-Lary el 18 de febrero de 1995). Se celebran asimismo excursiones a la montaña y culturales:
La Junta General celebrada el 19 de diciembre de 1992 tomó el acuerdo de nombrar al Barreau de Tarbes COLEGIO HERMANO, “como forma de reconocer y enaltecer, expresa y públicamente, los especiales vínculos de amistad, compañerismo, fraternidad y solidaridad que presiden nuestra relación”.
El 12 de diciembre de 1997, siendo Bâtonnier Me. Loïc BERRANGER, el Ayuntamiento de Lourdes concedió su medalla al Colegio de Abogados de Huesca.
BÂTONNIERS DE TARBES
A sus exequias, que tuvieron lugar en Tarbes el día 11 de julio, asistió una delegación de nuestro Colegio encabezada por la Decana Doña. María José Balda.
Gérard ROUVIÈRE había nacido el 7 de abril de 1946; comenzó su ejercicio de abogado en Tarbes el 14 de diciembre de 1970, y fue Decano de ese Colegio los años 1987 y 1988.
Fue el alma de cuantas actividades desarrollaron ambos Colegios, habiendo participado en cuantos actos conjuntos se celebraron: reuniones, asambleas, excursiones a la montaña, partidos de fútbol … En todas las ocasiones mostró sus cualidades humanas, su vitalidad, y su espíritu abierto y generoso. Su amabilidad en el trato y su cercanía nos acompañarán siempre.
El Colegio, tras propuesta efectuada el 1 de julio de 2002, le nombró Colegiado de Honor el 23 de julio de 2003.
Las palabras pronunciadas en el funeral por el Bâtonnier del Barreau de Tarbes, Me. Gérard LARROZE, reflejan perfectamente quién fue Gérard ROUVIÈRE:
“LOS ABOGADOS DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE TARBES, del cual fue el Decano, desean rendirle a Maître Gérard ROUVIÈRE los honores que le son debidos.
Un verdadero dolor nos oprime pues acabamos de perder un Compañero y sobre todo un amigo. A pesar de su juventud era uno de los miembros más antiguos de la Junta de Gobierno y uno de sus principales pilares. En vano se rebuscaría en 31 años de carrera la huella de un reproche que dirigirle. Nuestra pena es sincera y compartida.
Celosamente respetuoso de las reglas de deontología, Maître Gérard ROUVIÈRE ha dado prueba siempre de la más grande lealtad y de la más grande probidad. Su intransigencia en los principios no le impedían ser al mismo tiempo caluroso y cortés, de suerte que ha mantenido siempre con su entorno profesional relaciones armoniosas.
Pienso poder afirmar, a partir de los testimonios recibidos en los últimos tres días, que la consternación y la tristeza han golpeado a los Magistrados y a todos los actores del mundo judicial.
El Compañero que ha sido suscita el respeto. Sabíamos todos que con él los debates se desarrollarían con lealtad. Había una relación de confianza sin reserva y una seguridad en el trabajo que permitían dar a los asuntos la seriedad y la serenidad que merecen. Animado de una gran benevolencia, Maître Gérard ROUVIÈRE ha reservado siempre a los jóvenes Abogados la mejor acogida. No dudaba nunca en prodigarles ayuda y consejos dejando a un lado toda noción de diferencia de generación o de estatus.
Sus aptitudes y competencia profesionales eran reconocidas. Su éxito profesional lo testimonia. Ha sabido, al cabo de los años, ganar la confianza de una clientela numerosa y fiel.
Rendimos homenaje solemnemente a un Compañero ejemplar. Este Compañero estaba entregado a la colectividad e implicado desde siempre en las actividades de la Junta de Gobierno del Colegio. Miembro de la Junta de Gobierno, ejerció las funciones de Decano de 1988 a 1989. Es uno de los fundadores de las estructuras modernizadas que actualmente tenemos.
Presidente de la ‘Caja de Reglamento Pecuniaria de los Abogados\’ (CARPA) desde hace algunos meses, ha organizado con eficacia y éxito la refundición completa del sistema informático de gestión de los fondos de clientes. Su partida brutal crea para todos nosotros un vacío tanto en el plano técnico como en el institucional (sin hablar, claro está, del vacío afectivo).
Nos deja, para consolarnos, un bien precioso: Las relaciones estrechas y amistosas creadas y mantenidas con los Abogados del Colegio de Abogados de HUESCA. Fue en 1988 el iniciador de esta aproximación. Ha sido después la clavija maestra que ha permitido institucionalizar y perennizar nuestros intercambios. Nuestros amigos españoles se asocian a nuestra pena, y nosotros se lo agradecemos. El recuerdo del Decano ROUVIÈRE será el cimiento de nuestras relaciones, que velaremos por alentar por respeto a su memoria.
La Junta de Gobierno de Tarbes manifiesta su gratitud a una figura memorable.
Es, no obstante, el hombre lo que más añoramos.
Conservaré, por mi parte, el recuerdo de un joven alumno de último curso en LOURDES al que yo veía evolucionar desde mi clase de quinto con la fascinación que ejercen los mayores sobre los pequeños. Conservaré, después, el recuerdo de un joven Abogado ya instalado que me acogió a mi llegada a TARBES y que calurosamente facilitó mi inserción en un mundo entonces desconocido y temido.
Tendremos todos el recuerdo de un muchacho vital, amante de la fiesta y que devoraba la vida a bocados. El de un apasionado de la montaña que nos arrastraba en bellas excursiones por los caminos pirenaicos. Guardaremos en la memoria los momentos preciosos de las revistas de la Unión de Jóvenes Abogados (UJA) y de su guitarra eléctrica. Nuestro corazón y nuestro espíritu quedarán impregnados de imágenes llenas de sol y carcajadas. En realidad, lo que quedará en nosotros, es el sentimiento de haber pasado un momento demasiado breve al lado de la verdadera gentileza y la juventud de espíritu.
Querido Gérard, puesto que ha llegado el momento de decirnos hasta pronto o adiós, según las creencias de cada uno, no puedo menos que pensar que has sido víctima de tu conciencia profesional y de un oficio despiadado pese a ciertas apariencias de facilidad. El sentido del deber y la necesidad de avanzar cueste lo que cueste han estado por encima de la necesidad de cuidarse. Esto debe servirnos de ejemplo a todos los niveles.
Querido Gérard, querido amigo. Reposa en paz en adelante; nuestros pensamientos te acompañarán siempre.”